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Uruguay
  

Justicia Digital: ¿Puede la Inteligencia Artificial aplicarse a las estructuras procesales?  

November 20, 2024

En un mundo dominado por la era digital, la justicia debe adaptarse a las nuevas tecnologías para garantizar una protección más eficiente de los derechos de los justiciables, de modo de lograr la plena confianza de éstos en el sistema.

A estos efectos, es necesario hablar de la famosa "Inteligencia Artificial" (IA), pero siempre teniendo el debido cuidado de no caer en el "hype" que existe en torno a la misma, así como tampoco en el miedo a la novedad o a lo desconocido. Por todo lo anterior es necesario informarnos al respecto.

Entonces, ¿Qué es la IA? Es una tecnología que, a través del procesamiento de datos, busca imitar actividades humanas. Dentro de la IA existe el "machine learning", que es una rama consistente en desarrollar algoritmos para identificar y aprender patrones estadísticos en conjuntos de datos, que pueden construir modelos y realizar predicciones sin necesidad de reglas ni modelos preprogramados, basándose en la probabilidad y la estadística.

Esto puede desarrollarse aún más, arribando al denominado "deep learning"; es decir la agregación de la utilización de redes neuronales artificiales multicapas, que buscan imitar el funcionamiento del cerebro humano, logrando así aprender a identificar características a partir de ejemplos, ordenándolas en niveles para formar una representación jerárquica. Así, los algoritmos pueden llevar a cabo tareas de clasificación con mayor precisión.

En suma, podemos concluir que la IA no compone más que procesos computacionales complejos, que no dejan de ser cálculos matemáticos a partir de bases de datos, apoyándose en recursos como los embeddings o la tokenización, que facilitan la obtención de resultados eficientes y realistas.

Ahora bien, ¿Quiere esto decir que la IA tiene la capacidad de resolver los problemas existentes para la Justicia, logrando llegar a la automatización de las estructuras procesales en su totalidad?

Para responder esta interrogante, debemos entender primero que, para poder aplicar la IA, es necesario que se genere lo que autores como el español Julià-Pijoan han denominado un "hábitat propicio" para su buen funcionamiento, pues ésta se desenvuelve mejor en sistemas cerrados y que siguen patrones. Cuanto más definido y delimitado esté un problema, más fácil será crear la IA necesaria para afrontarlo.

Teniendo en cuenta que en el mundo del derecho abundan las situaciones abiertas y cambiantes y que la IA tendría que lidiar con diversos obstáculos -tales como la indeterminación de los textos normativos, la falta de bases de datos centralizadas y uniformes (en Uruguay, por ejemplo no existen bases de datos jurisprudenciales uniformes para operar con big data ni codificación en todas las áreas del derecho) o la indeterminación de la actividad jurisdiccional- la respuesta a la interrogante planteada anteriormente es un rotundo no, pues como se dijere, la IA no realiza más que cálculos matemáticos. No puede pensar como humano, no puede resolver más allá de su base de datos ni puede apreciar circunstancias especiales sobre las que no haya sido entrenada.

Aún así, esto no significa la imposibilidad de implementar IA a alguna estructura procesal, pues si bien no puede dársele el mismo grado de protagonismo en todas, como viene de explicarse, existen algunas en las que sí puede tomar un rol importante, desempeñándose de manera óptima y ayudando a descongestionar el sistema de administración de justicia.

Entonces, ¿A qué estructuras podría aplicarse la IA sin que esto pueda implicar la pérdida de la certeza y confianza en el sistema y bajo qué características se desenvuelve de forma certera y eficiente?

Debemos tener en cuenta lo mencionado previamente sobre el "hábitat propicio" para el funcionamiento de estas tecnologías. Como se dijo, el éxito de la IA mayormente se da en sistemas cerrados y estables, con reglas fijas y claras, donde no se enfrenta a nuevos desafíos. Es por esto que se vuelve viable la implementación de esta herramienta a las estructuras procesales (o jurisdicción) voluntarias no aparentes, según pasará a explicarse.

En primer lugar, vale mencionar que la doctrina procesalista uruguaya la ha definido como aquella ejercida por el Juez en todos los actos en que, por su índole o naturaleza, o por voluntad de las partes, no hay contienda o litigio.

Ahora bien, dentro de esta categoría podemos encontrar dos tipos de estructuras voluntarias; las aparentes y las no aparentes o puras. La primera refiere a las estructuras en las que el germen de la contienda se encuentra latente, mientras que en las segundas no existe posibilidad de contienda o litigio, pues la pretensión que se tramita por las mismas no puede afectar esferas jurídico-patrimoniales de terceros.

Vale decir que, en España, la Ley 15/2015 pone en duda la naturaleza jurisdiccional de algunas de estas estructuras, mientras que la Ley 13/2009 otorga ciertas facultades -antes no reconocidas- a funcionarios judiciales que no revisten la calidad de Juez (como puede serlo el Secretario Judicial, Notario o Registrador), permitiendo así que se les encomiende la tramitación de algunas estructuras de esta naturaleza; por lo que no habría entonces, óbice para que la encargada de esto fuera una IA, supervisada por éstos.

Efectuada esta precisión, es posible reconocer en estos procesos ciertas características que hacen al "hábitat propicio" para la IA. Por ejemplo, puede verse que éstos son procesos simples; no encontramos dos o más pretensiones contrapuestas, sino que existen interesados que persiguen el mismo fin; provocando que sea un procedimiento previsible.

Además, estos procesos no parten de la indeterminación de un derecho concreto, sino de la necesidad de cumplir con requisitos preestablecidos legalmente para arribar a una sentencia, otorgando certeza y/o autorizando a realizar determinados actos.

Es en función de esto, y atendiendo a la necesidad social de una célere justicia, que es posible responder a la interrogante antes planteada concluyendo que las estructuras procesales más adecuadas para la pronta implementación de la IA son aquellas categorizadas como voluntarias no aparentes o puras, pudiendo llegar incluso a otorgarse a la IA un rol tan importante como el del dictado de la sentencia definitiva, en virtud de la simpleza de éstas estructuras, lo que sería impensable en otras de distinta naturaleza.
 


Carlos de Cores Damiani, Gabriel Rosano


 

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