La economía naranja y la Propiedad Intelectual: Impulsando la transformación hacia una cultura de innovación y valor creativo individual
OMC Abogados - un mundo cada vez más globalizado y dependiente de la creatividad y la innovación, la Economía Naranja ha emergido como un motor de desarrollo económico y cultural. Basada en la capacidad humana para transformar ideas en bienes y servicios. Esta economía creativa no solo genera empleo, sino que también impulsa el crecimiento económico, especialmente en países con una rica diversidad cultural contribuyendo significativamente al Producto Interno Bruto (PIB) de un país, impulsada por la cultura, el conocimiento y la creatividad de sus ciudadanos.
La Economía Naranja o Economía Creativa es un modelo económico fundamentada en la creatividad e innovación. Este modelo abarca sectores de las industrias creativas tales como el arte, la música, el cine, la moda, el turismo cultural, innovaciones tecnológicas, diseño, etc.
Este modelo económico fue desarrollado por primera vez por John Howkins en 2001, en su libro "The Creative Economy: How People Make Money from Ideas". Posteriormente, Felipe Buitrago e Iván Duque refinaron y ampliaron el concepto en su publicación "La Economía Naranja: una Oportunidad Infinita", destacando el potencial de la economía creativa y cultural para impulsar el desarrollo y la explotación de las economías nacionales a través de las industrias culturales y creativas.
Países en vías de desarrollo, como Perú, enfrentan complejos desafíos al competir con naciones que cuentan con economías mucho más diversificadas, capaces de resistir mejor las crisis. En este contexto, la Economía Naranja propone aprovechar el talento y la creatividad de las personas como un recurso principal y ya no secundario.
VÍNCULO ENTRE LA ECONOMÍA NARANJA Y LA PROPIEDAD INTELECTUAL:
La Economía Naranja, integrada por actividades creativas como la cultura, la innovación y el conocimiento, depende en gran medida del intelecto humano. En este contexto, la propiedad intelectual juega un rol crucial al proteger la creatividad y el esfuerzo humano que impulsan el progreso de las sociedades.
Conceptualmente la propiedad intelectual se divide en dos ramas fundamentales: (i) la propiedad industrial, que abarca marcas, patentes, diseños industriales e indicaciones geográficas, y (ii) los derechos de autor, que protegen obras literarias, artísticas, musicales, teatrales, audiovisuales, entre otros. Ambas ramas, vinculadas a la actividad de emprendedores e innovadores, son esenciales para el desarrollo de la economía naranja.
La protección y el reconocimiento de estos derechos no solo facilitan la entrada de activos intangibles como marcas y patentes en el mercado competitivo, sino que también aseguran que las creaciones protegidas por derechos de autor no sean copiadas o reproducidas sin autorización.
Dado que las economías creativas se nutren de la innovación y la creatividad de las personas, es fundamental que quienes forman parte de este ecosistema cuenten con un marco legal eficiente y claro. A menudo, los creadores desconocen la importancia de las disposiciones legales necesarias para proteger sus derechos. Garantizar una adecuada protección de la propiedad intelectual no solo estimula el desarrollo de la economía naranja, sino que también asegura que los creadores y emprendedores reciban el reconocimiento y la retribución justa por su trabajo, incentivando la innovación y el crecimiento económico sostenible.
Recordemos que, en la región, Perú es uno de los países con mayor tasa de piratería en los sectores creativos. Un estudio realizado por MUSO ha evidenciado que, para agosto del 2023, hubo un incremento de casi el 40% en la piratería de películas avivadas por el uso de páginas web ilegales. Esto resulta preocupante, dado la facilidad y existencia de plataformas de stream que ofrecen un amplio catálogo de películas originales a precios accesibles.
Para fortalecer este tipo de economías es fundamental garantizar que los derechos de propiedad intelectual de los individuos estén debidamente protegidos. En este sentido, tanto el Estado, las entidades públicas y privadas, instituciones, universidades y las ONG, tienen un papel clave en promover el uso adecuado del sistema de propiedad intelectual. Al facilitar su acceso de manera amigable y sin trabas burocráticas, se podría fomentar la creatividad e innovación sin los obstáculos que a menudo desincentivan a los talentos emergentes.
DESAFÍO REGIONAL:
El Banco Interamericano de Desarrollo (BID), determinó que a nivel América Latina y el Caribe, la economía creativa a generado ingresos de US$124.000 millones, esto representaría un 2,2% del PBI de esta región. Esta cifra viene circulando desde el año 2015 y podría resultar preocupante puesto que no hubo el avance exponencial que se estimaba.
De acuerdo a los mismos estudios, en el Perú el 2.7% del PBI lo representa las actividades creativas. Este porcentaje, aunque significativo, aún enfrenta desafíos relacionados con la informalidad y la falta de políticas públicas adecuadas para promover su desarrollo. En comparación con otros países, como México o España, donde la Economía Naranja contribuye con más del 4% y 12% del PBI respectivamente, el Perú aún tiene un largo camino por recorrer para aprovechar plenamente su potencial.
CONCLUSIONES:
La economía naranja es un modelo que transforma la creatividad humana en bienes y servicios explotables, generando empleo y crecimiento.
Para lograr un mayor impacto en el crecimiento económico basado en industrias creativas, culturales e innovadoras, es crucial continuar la lucha contra la piratería y promover la protección de los derechos de propiedad intelectual.
Autora: Thalía Tapia - Especialista en Propiedad Intelectual
OMC Abogados & Consultores
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