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Guatemala   

Armonización normativa: La solución pendiente para la basura en Guatemala  

September 27, 2023

En Guatemala, la complejidad de la gestión de residuos no solo se restringe a aspectos logísticos o de conciencia ciudadana, la raíz del desafío se encuentra en gran parte en la infraestructura legal del país.

La ausencia de normativas unificadas para el tratamiento y disposición de residuos ha derivado en un mosaico de prácticas que, en lugar de solucionar, agravan el problema. Esta situación es fruto de la falta de un marco regulatorio claro y consistente que oriente y coordine a las diversas municipalidades del país.

El escenario se complica aún más debido a la responsabilidad que recae sobre los ciudadanos para contratar servicios de recolección. Sin un sistema centralizado o incentivos adecuados, muchos optan por soluciones más económicas o incluso por deshacerse de sus desechos en áreas no designadas, incrementando la contaminación y el impacto ambiental. Esta combinación de factores, donde coinciden carencias legales, opciones limitadas y decisiones individuales poco informadas, ha generado un terreno propicio para la crisis actual.

El caos municipal

La gestión descentralizada de residuos en Guatemala, al otorgar autonomía a cada municipalidad, se propuso originalmente como una estrategia para permitir soluciones a la medida de las realidades locales. Sin embargo, este ideal no se ha materializado de manera uniforme en todo el país. Si bien la descentralización tiene como objetivo reconocer y abordar las necesidades individuales de cada región, en la práctica, ha agravado las diferencias en la gestión de residuos, creando una amplia brecha entre municipalidades con recursos y experiencia y aquellas que enfrentan limitaciones en ambos aspectos.

Algunas municipalidades, gracias a una combinación de recursos, voluntad política y participación ciudadana, han podido desarrollar sistemas de gestión de residuos que no solo cumplen con las normativas básicas, sino que también buscan la sostenibilidad y la reducción de impactos ambientales. Sin embargo, hay otras que, debido a la falta de capacidad técnica, financiera o simplemente de una visión a largo plazo, no logran abordar el problema de manera efectiva.

El fenómeno de trasladar los desechos de una municipalidad con capacidades limitadas a otra que podría tener una infraestructura ligeramente mejor, pero igualmente insuficiente, es un ejemplo palpable de las deficiencias del sistema. Esta práctica no solo pone en evidencia la falta de instalaciones adecuadas en muchas áreas, sino que también destaca un enfoque reaccionario en lugar de preventivo en el manejo de residuos. El transporte de desechos de un lugar a otro sin una estrategia clara, a menudo resulta en la multiplicación de problemas, con residuos que terminan en áreas no designadas o que sobrecargan las instalaciones existentes.

Si bien es cierto que hay municipalidades que han avanzado en la creación de reglamentaciones para gestionar de manera adecuada los desechos, la falta de mecanismos eficientes de supervisión y control socava estos esfuerzos. Una regulación sin un seguimiento adecuado y sin sanciones contundentes para aquellos que no la respeten, termina siendo poco más que una recomendación. Es fundamental fortalecer las estructuras de vigilancia y asegurar que las normativas se apliquen de manera uniforme y justa.

Finalmente, las prácticas perjudiciales, como el depósito de basura en lugares no autorizados o el vertido directo en fuentes de agua, no son solo el resultado de una falta de conciencia o educación, sino también de un sistema que no ha ofrecido soluciones claras, accesibles y eficientes para todos. Los basureros ilegales y la contaminación de espacios naturales se han convertido en síntomas visibles de un problema estructural más profundo. Estas prácticas, que dañan no solo el ambiente sino también la salud y el bienestar de los ciudadanos, reflejan la urgente necesidad de reconsiderar y reformular el enfoque actual hacia la gestión de residuos en Guatemala.

El valor perdido: Aprovechamiento de la basura

La basura, a menudo vista como un problema a eliminar, puede ser reinterpretada como una valiosa oportunidad esperando ser aprovechada. Su correcto manejo no solo evita daños ambientales, sino que además, abre la puerta a oportunidades económicas y ambientales. La visión tradicional del residuo como algo sin valor ha llevado a la negligencia y a la disposición inadecuada. Sin embargo, al cambiar esta percepción y ver la basura como un recurso, se abren posibilidades infinitas para su reutilización, reciclaje y transformación.

Estandarizar el manejo de residuos es el primer paso en este proceso. Al hacerlo, se establecen las bases para identificar, clasificar y procesar diferentes tipos de desechos. Esto, a su vez, permite identificar qué residuos son reciclables, cuáles pueden ser reutilizados y cuáles son aptos para procesos más avanzados, como la generación de energía. Si se manejan de manera irregular o se mezclan sin un criterio, estas oportunidades se pierden, y lo que podría haber sido una fuente de recursos se convierte en una amenaza para el medio ambiente.

La experiencia de Suecia es un ejemplo brillante de lo que se puede lograr cuando los residuos se ven como un recurso y no como un problema. Gracias a una visión progresista y a la implementación de políticas públicas acertadas, Suecia ha logrado transformar sus desechos en una fuente de energía. La incineración avanzada, una técnica que permite quemar residuos bajo condiciones controladas, genera electricidad y calor. Este proceso no solo contribuye a la reducción de la acumulación de basura en vertederos, sino que también representa una fuente alternativa de energía, disminuyendo la dependencia de fuentes no renovables. La clave del éxito sueco radica en una combinación de tecnología, voluntad política y legislación efectiva. Una legislación que no solo establece reglas claras, sino que se asegura de que se cumplan, garantizando que todos los actores, desde las empresas hasta los ciudadanos, colaboren en este esfuerzo conjunto.

El ejemplo de Suecia ilustra lo que es posible cuando se combina la visión, la voluntad y la acción. Es una demostración de cómo el manejo adecuado de los residuos puede convertirse en una solución ganar-ganar, beneficiando tanto al medio ambiente como a la economía. Guatemala tiene la oportunidad de aprender de estas experiencias y adaptarlas a su propio contexto, transformando su problema de basura en una oportunidad para un futuro sostenible.

¿Y ahora, qué sigue?

La gestión de residuos en Guatemala enfrenta desafíos multifacéticos que van desde la falta de infraestructura legal hasta desafíos logísticos y una variabilidad considerable en las capacidades municipales. A pesar de las diferencias regionales, la constante es clara: la basura, lejos de ser un mero desecho, representa una oportunidad sin explotar para la generación de energía, la creación de empleo y la promoción de una economía circular. Las experiencias de países que han transformado su enfoque de los residuos, como Suecia, iluminan un camino hacia la posibilidad de reconceptualizar cómo las naciones abordan sus desechos.

Para que Guatemala logre una transformación similar, es esencial reconsiderar la estructura legal y operativa actual de la gestión de residuos. Esto implica la creación de un marco normativo unificado, el fortalecimiento de la supervisión y el control, así como el fomento de prácticas de eliminación y reciclaje responsables a nivel individual y municipal. Establecer sistemas robustos y sostenibles de gestión de residuos no solo garantizará un entorno más limpio y saludable, sino que también impulsará una economía más verde y sostenible, en la que cada residuo, en lugar de ser un problema, se convierta en una parte vital de la solución.



Autor: Rodolfo Salazar, Socio, BLP

blplegal.com


 

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